Este año el Salón del Manga de Barcelona por fin se decidió a decicarle un espacio a la la literatura japonesa, de la misma manera que años anteriores ya lo ha tenido, y con éxito, la cocina, los videojuegos, las artes marciales, lo zen,..
La literatura japonesa este año se convierto en una de las estrellas del XXII Salón del Manga de Barcelona, y esperemos que para instaurarse como una especialidad más dentro de los espacios actuales destinados al apartado de la cultura japonesa. Algo probable, porque a pesar que las actividades literarias no han gozado dentro del evento de gran afluencia, si que ha llamado la atención a los medios de comunicación fuera del mundillo otaku (de periódicos sobretodo), en especial la presencia de la prestigiosa escritora Banana Yoshimoto.
Dentro del espacio el Espíritu de Japón del Salón del Manga de Barcelona se acogio diversas actividades relacionadas con la literatura japonesa, que incluyeron diversas exposiciones que representabán las diferentes formas en que el manga y la literatura se relacionan, conferencias y charlas, talleres de caligrafía japonesa y una sala de lectura de libros de autores japoneses y de mangas.
Además el certamen contaba, como ya he comentado, con la presencia de la escritora Banana Yoshimoto, a quien acompaño también la reconocida Mitsuyo Kakuta, quienes ademas de firmar ejemplares de sus libros, hicieron una charla. Conversaciones que la semana que viene subiré, junto a las entrevistas que realice a ambas autoras.
A estas actividades se les sumaron muchas más fuera de la literatura japonesa, las presentaciones de novedades de las diversas editoriales, las proyecciones de películas de estreno exclusivo, la presencia de uno de los invitados de lujo, como el mangaka Junji Ito, los concurso de cosplay, los conciertos,...
Cuatro días intensos de actividades, de disfrute, de aglomeraciones, de cansancio... Cuatro días en los que un año más el Salón del Manga de Barcelona ha batido récords de asistencia, 142.000 visitantes, y de nuevo el espacio e infraestructuras se quedan atrás, se quedan cortas, provocando horas de colas, no solo a la hora de entrar a la feria, sino de pasar de pabellón en pabellón en sus días mas potentes (este año todos, menos el lunes por la tarde y el martes). Algo difícil de solventar, aunque se intenta, ya que además el publico no acaba de repartirse por los diferentes pabellones, parece solo interesado en el pabellón central de los stands comerciales.
Como es habitual, las salas de actos donde se realizan las charlas, conferencias, presentaciones y demás, están a la vista para atraer al publico, pero también están expuestas al ruido, y a los que están de paso y se sientan por sentar (en su mayoría molestando a los demás), con lo que, los queremos estar atentos a ellas sufrimos de lo lindo, y si hay suerte encontramos asiento. Llevamos años sufriendo de ello, pero seguimos sin mejorar, algo que por suerte las charlas y muestras de cocina si lo han hecho, con la incorporación de un graderio, y dedicando totalmente un pabellón a la gastronomía, separandolo de la zona de videojuegos, una zona mas alborotadora.
El XXII Salón del Manga de Barcelona ha acabado, y aun año más nos quedamos con sabor agridulce, con grandes cosas y grandes disfrutes (y en mi caso con la ilusión de haber conversado con Banana Yoshimoto y Mitsuyo Kakuta), pero también con otras cosas a mejorar o que no mejoran, A la espera de verlas mejorar en el YA esperado XXIII Salón del Manga de Barcelona que ya tiene fechas, del jueves 2 al domingo 5 de noviembre.
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