miércoles, 22 de junio de 2016

Con Shintaro Ishihara llego el taiyozoku.


Racista, machista, homófobo,... así es el político nacionalista de extrema derecha Shintaro Ishihara, responsable de comentarios tan controvertidos como que la masacre de Nanking es una invención de los chinos, o que el terremoto y el tsunami de 2011 es un "castigo del cielo" por la mala moralidad japonesa. Pero Ishihara tuvo un pasado, fue director de cine, actor, guionista de cine, novelista, corresponsal de guerra,... y sobretodo fue toda una leyenda revolucionaria, un "bad boy" en toda regla, y una figura prominente en la cultura juvenil de la posguerra del país, todo un ídolo y una influencia tras la publicación de su novela corta, "Taiyo no Kisetsu" (La Estación del Sol). Esta novela, este emblema de una nueva generación, que con polémica incluida se alzó en 1955 con el Premio Akutagawa, uno de los galardones literarios más prestigioso de Japón, puso por primera vez voz a una parte de la juventud japonesa del momento.
Ironías de la vida esta novela (y el resto de su obra de cuando era joven) estaba protagonizada por jóvenes amorales e iban en contra de los valores arcaicos japoneses, y se proclamó como manifiesto antisistema. 

Aunque el verdadero fenómeno social en torno a Ishihara comenzó con la adaptación cinematográfica de esta obra que llegó a cines en 1956, un año después de su publicación, siendo dirigida por Takumi Furukawa. Comenzó el culto a su persona, y la de su hermano, Yujiro Ishihara, que tras un cameo en esta película, desarrolló una carrera llena de éxitos como actor y cantante, llegándole a comparar con James Dean y Elvis Presley, entre otros.

Jugando con el titulo de la novela de Shintaro Ishihara y la palabra "zoku" (tribu), la crítica rápidamente acuñó el termino "taiyozoku" (tribu del sol) para referirse a lo que se convertiría en un subgénero cinematográfico, literario, televisivo,...
El problema social de la delincuencia, rebeldía y malestar juvenil ha sido tratado en numerosas ocasiones en diferentes partes del mundo, en cine, televisión,... y en las novelas. Por supuesto, Japón no es una excepción, y durante los años 50-60, este subgénero se dedicó a representar a una parte de la juventud japonesa.

El "taiyozoku" reflejaba el malestar de muchos jóvenes japoneses de la época, que renegaban de las tradiciones y la moralidad de sus padres y que vivían entre la rebeldía, la violencia, el sexo, la influencia occidental (estadounidense ante todo), las peleas, y el miedo al futuro. Sus protagonistas inmorales eran jóvenes (masculinos) acomodados frustrados, aburridos y depravados, que estaban desilusionados con el Japón de la posguerra

El "taiyozoku" representó un cambio en el estilo y la narración, dando un paso adelante en la "modernización" y desarrollo de la literatura y el cine japonés. Además fue un gran negocio, se explotó el subgénero hasta la saciedad con novelas y películas de todo tipo de calidad, aportando grandes beneficios a los estudios de cine y las editoriales, y como no a Shintaro Ishihara. Pero también se convirtió en el blanco de todo tipo de críticas, fue un subgénero muy controvertido, y  cuestionándose su valor y culpándole de pervertir a la juventud japonesa.


La Estación del Sol

En España nos llegó hace unos años la icónica novela "Taiyo no Kisetsu" (La Estación del Sol), recopilada junto a otras novelas cortas representativas de Shintaro Ishihara,  "La clase gris", "La cámara de torturas" y "El chico y el barco". Un conjunto de historias inquietantes y fascinantes, imprescindibles para conocer y adentrarnos en una parte de la historia y cultura japonesa, y en concreto al subgénero del "taiyozoku"

Sin dramatismo (y con más moralina de lo que podría imaginarse), los cuatro relatos que componen esta novela trágica, melancólica y con cierto fatalismo romántico, a pesar de su independencia, comparten algunos personajes, un ritmo y prosa ágil y pulcra, y sobretodo las características particulares y propias de la obra de Ishihara y del "taiyozaku".
Shintaro Ishihara apasionó a toda una generación, que se vió reflejada en sus novelas, representando en sus obras jóvenes insensibles y desilusionados de clase media-alta, conscientes de sus actos perversos sin preocuparse de las consecuencias, y desapegados de todo tipo de valores tradicionales.
Con elementos controvertidos para la sociedad conservadora japonesa, mostraba en sus historias a una juventud furiosa que se rebelaba contra los valores y la rigidez de sociedad por medio de la violencia, el sexo, el alcohol, las drogas, y el abuso de las mujeres. Una juventud compleja, salvaje y fogosa que quería desmantelar el sistema de valores establecidos antes de la guerra.

"La Estación del Sol" publicada en 1955 cuando Ishihara tenia 23 años, y era aún estudiante universitario, aunque es el relato que dió inicio al "taiyozoku" y da nombre a esta recopilación, no es la mejor historia de las cuatro, pero si que nos da algunos de los mejores, más representativos y significativos momentos del subgénero. Nuestro protagonista en la parte final de la historia grita delante de todo el mundo, ante los adultos, "no entendéis nada", pudiéndose ver como un claro ataque a la generación de la guerra y sus valores.

A mi parecer es el tercer relato el mejor y más cruento, “La cámara de torturas”, por ser el mas atrayente por su historia y personajes, y atractivo por estilismo narrativo dinámico y lleno de flashbacks.
La cuarta historia "El chico y el barco’, parece funcionar como contrapunto (es mucho más contenida, y hasta cierto punto convencional) al resto de relatos "sucios", impactantes, violentos y nihilistas.

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