Todo el mundo la conoce, es el film basado en el sensacional libro de Koji Suzuki editado en nuestro país por Mondadori, que supuso la explosión del cine asiático en general a finales de los 90, convirtiéndose en una película icónica del cine de terror mundial.
La primera vez que la vi fue en dvd, en la edición española de Filmax, y tengo que admitir que cuando la acabé de ver y apagué el televisor, esa pantalla en negro nunca fue igual para mi... el shock fue notable.
En una época en que el cine de terror americano agotaba las grandes sagas secuela tras secuela, y solo pequeñas producciones independientes como Blair Witch Project o Cube eran capaces de ser tomadas en consideración con sus nuevas propuestas, Ringu y la primera oleada de terror Made in Japan llegaron como un vendaval, con una nueva manera de crear sensaciones de angustia y emoción.
Para mi el gran cambio que supuso Ringu, Ju-on y similares, fue la cotidianidad del planteamiento. La protagonista es una mujer normal, que recibe la "maldición" a traves de una simple cinta de video, en su casa. No una casa perdida en el campo, ni por culpa de un estar sobre un cementerio... una simple cinta de video, en una casa normal, en la ciudad.
Acostumbrado a ver peliculas en que grupos de adolescentes descerebrados se encontraban con el asesino de turno o la casa maldita de turno, perdidos en la montaña, ver un escenario cotidiano, un piso en una gran ciudad, suponía ya de por sí un cambio.
El otro punto fue el ritmo de la pelicula, tan diferente. La tensión no se crea todo el rato porque "viene el malo" sino por la logradisima atmósfera angustiosa mas propia del thriller que del cine de terror, y por los multiples recursos "novedosos" para nosotros, el público occidental, que luego no dejaria de explotar el cine de terror japones y asiatico en general, como por ejemplo los fantasmas de pelo largo.
Y es que de hecho Ringu es un film de terror con la estructura de un film de suspense; la primera muerte es la que provoca la reacción en cadena, hasta la maldición y ese aviso: morirás dentro de una semana.
A partír de ahí es un film detectivesco, en el que por supuesto, el entorno de la protagonista se ve absorvido, el hijo también recibe la maldición al ver la cinta, y el padre del niño también, al ayudar a la prota.
Pero aunque la trama gire en torno a como acabar con la maldición, y el descubrimiento poco a poco de la história de Sadako, la ambientación es en todo momento aterradora, elementos como el ritmo pausado, el reloj que juega en contra de nuestra protagonista, o la (espeluznante) música y efectos de sonido hacen de esta una de las películas más terrorificas de la história del cine.
A nivel mundial la pelicula supuso, no sólo un auténtico bombazo, sino la llave que hacía llegar todo ese cine asiático, de terror o con aires de terror: desde Ju-on y sus precuelas y secuelas, The eye de los Pang, hasta la coreana Phone, o incluso -porqué no- Ichi the Killer o Audition de Miike.
A partir de entonces empezaron a llegarnos cosas de Nakata, Shimizu, Miike y demás sucedáneos, con la excepción de Kiyoshi Kurosawa, del que ha sido en los últimos años cuando nos han empezado a llegar sus películas más famosas, como Cure, Kairo, o Seance.
Después de unos años en que el cine de Hong Kong había dominado lo que nos llegaba de cine asiático a nivel popular, con seguramente algunas excepciones como el cine de maestros como Kitano o Imamura, Ringu supuso la invasión de cine de terror y de culto japones, haciendo conocidos a directores como Miike o Ryuhei Kitamura, así que la repercusión que tuvieron esos fantasmas de pelo largo que posteriormente se nos hicieron tan reiterativos fue incalculable.
A nivel simplemente cinematográfico, Ringu significa un punto y aparte en el cine de terror, pero si a eso le unimos su importancia en la propagación del cine asiático en occidente, se convierte en una pelicula no sólo indispensable, sino crucial.
Puntuación: 8/10
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